domingo, 18 de octubre de 2015

Teresa Guardans 2

Santa Teresa en el siglo XXI: maestra contemporánea

Taller. CEDI. 4-6 de septiembre, 2015.   A cargo de: Teresa Guardans




Viernes:

1. Síntesis de la propuesta de Teresa de Jesús:
            - Un conocimiento “que hace deshacer”
            - Una oferta para todos, sin excepción

2. Vida de Teresa de Jesús (1515-1582), en un tiempo marcado por la lucha contra el         avance de la reforma luterana.
Algunas obras: Libro de la Vida (1562), Camino de Perfección (1565), Las Moradas (1577).



Sábado:

1. Fundamentos del camino de conocimiento: comprensión de la posibilidad. Condiciones básicas: confianza, certeza, determinación, “negociar” con nosotros mismos… Bajar el volumen de la egocentración: “desasimiento” y amor. Hacer espacio (“desembarazarse”).

2. La participación de todas las facultades. Capacidades humanas en el siglo XVI: memoria, entendimiento y voluntad. El ser humano en el siglo XXI. “Traducción” de la propuesta.
Recursos prácticos.



Domingo:

“De lo que yo querría tratar y dar algún remedio (y si no, al menos que entendáis hay muchas almas que pasan este trabajo, y daros algún consuelo en él), es de unos entendimientos que hay tan desbaratados, que no parecen sino unos caballos desbocados que no hay quien los haga parar”…. (CP. 30,2)

El cultivo de la atención sostenida. Algunos recursos prácticos: en la naturaleza; lecturas; el maestro interior. Silencio y actividad.





            Ya havréis oído que Dios está en todas partes, y esto es gran verdad, pues claro está que adonde está Dios es el cielo. Sin duda, lo podéis creer que adonde está Su Majestad está toda la gloria. Pues mirad que dice San Agustín que le buscava en muchas partes y que le vino a hallar dentro de sí. ¿Pensáis que importa poco para un alma derramada entender esta verdad y ver que no ha menester alas para ir a buscarle? Sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí y no estrañarse de tan buen huésped. (CP.46,2)

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Si la palabra Dios ya no posee para vosotros mucho significado, traducidla y hablad de lo profundo de vuestra vida ... de lo que os alude incondicionalmente, de aquello que tomáis en serio sin salvedades de ningún tipo. (…)  Quien sabe de la profundidad, sabe de Dios.

     (Paul Tillich)

… lo más profundo de mí, que para mayor simplicidad llamo “Dios”.
… las fuentes originales de uno mismo, que me gustaría llamar ahora sencillamente Dios.

      (Etty Hillesum Diario: una vida conmocionada. Anthropos, 2007)


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Una posibilidad que, insiste una y otra vez, no es para unos pocos:

Y no dejaremos de entrar aquí todos, porque ansí lo dijo su Majestad: ‘no sólo ruego por ellos, sino por todos aquellos que han de creer en mí también’, y dice: ‘Yo estoy en ellos’. (Morada 7ª, 2.9)

Mirad que convida el Señor a todos; pues es la Verdad, no hay que dudar. Si no fuera general este convite, no los llamara Dios a todos, y aunque los llamara no dijera: ‘Yo os daré de bever’ […]  Tengo por cierto que todos los que no se quedaren en el camino, no les faltará esta agua viva. (CP 32,7) 

Entended que esto no es cosa sobrenatural, sino que podemos nosotros hacerlo. (CP 49.3).
No creáis si no sois para estotro, y creed que digo verdad —porque he pasado por ello— que lo podréis hacer.  (CP 43.1).

Déjese de unos encogimientos que tienen algunas personas, y piensan que es humildad. Sí, que no está la humildad en que si el rey os hace una merced no tomarla; sino tomarla y entender cuán sobrada os viene y holgaros con ella. […] Dejaos de ser bovas. […] Mirad que os va mucho tener entendido esta verdad: que está el Señor dentro de nosotras y que allí nos estemos con Él. (CP.46,3)

*

Sólo una cosa importa: la "determinada determinación" de no cejar, de seguir, de apostarlo todo. "Comenzad con seguridad":

Pelead con ánimo. Es muy necesario que comencéis con gran siguridad en que, si peleáis con ánimo y no os dejando vencer, que saldréis con la empresa; esto sin ninguna falta: por poca ganancia que saquéis, saldréis muy rico (CP 39.5)

Otorga una gran importancia —toda— a llegar a asumir la propia posibilidad. "Que estás en el cielo..., ¿qué es el cielo?". El propio interior del ser humano: Importa mucho y todo "que no nos imaginemos huecas en lo interior" (CP 48.2).

Aprender a reconocer el ámbito inefable de la existencia, directamente, inmediatamente, ahí donde se le puede encontrar: en la propia vida, en experiencia de conocimiento transformadora. Búsqueda, deseo, dedicación, petición... que sitúa al ser en el "reino"...


Comienza ya a darnos su reino aquí [...] que es un ponerse el alma en paz, [...] entiende por una manera muy fuera de entender con los sentidos exteriores que está ya junta cabe su Dios que con un poquito más estará ya hecha una mesma cosa con Él por unión. (CP 53.2).





CP 31,2.   No os espantéis, hermanas, de lo mucho que he puesto en este libro para que procuréis esta libertad. ¿No es linda cosa una pobre monjita de San José que pueda llegar a señorear toda la tierra y elementos?
32, 6.   ¿Para qué pensáis, hijas, que he pretendido declarar –como dicen- el fin y mostrar el premio antes de la batalla con deciros el bien que trai consigo llegar a bever de esta agua viva? Para que no os congojéis del travajo y contradicción que hay en el camino y vais con ánimo y no os canséis; porque –como he dicho– podrá ser que ya que no os falta sino bajaros a bever, lo dejéis todo y no perdáis este bien, pensando no ternéis fuerza para llegar a él y que no sois para ello.


CP 33,2. […]  no nos fuerza, antes da de muchas maneras a bever de los que le quieren siguir, para que ninguno vaya desconsolado ni muera de sed. Desta fuente caudalosa salen arroyos, unos grandes, otros pequeños, y aun algunas veces charquitos para niños […] Y pues esto es, tomad mi consejo y no os quedéis en el camino, sino pelead como fuertes, pues no estáis aquí a otra cosa sino a pelear.
35, 2.   Tornando a los que quieren bever de esta agua de vida y quieren caminar hasta llegar a la mesma fuente, digo que importa mucho y el todo una grande y determinada determinación de no parar hasta llegar a ella, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, travaje lo que se travajare, mormure quien mormurare, siquiera llegue allá, siquiera muera en el camino u no tenga corazón para los travajos que hay en él, siquiera se hunda el mundo; como muchas veces acaece con decir: ‘hay peligros’, ‘hulana por aquí se perdió’, ‘el otro se engañó’, ‘dañan la virtud’, ‘no es para mujeres, que les vienen ilusiones’, ‘mijor será que hilen’, ‘no han menester estas delicadeces’, ‘basta el Paternoster y Avemaría’.
36,1.    Tornando a lo que decía, ningún caso hagáis de los miedos que os pusieren ni de los peligros que os pintaren. […]  Quien os dijere que éste es peligro, tenedle a él por el mesmo peligro y huid de él (y no se os olvide, porque por ventura havréis menester este consejo); peligro será no tener humildad y otras virtudes; mas camino de oración camino de peligro, nunca Dios tal quiera. El demonio parece que ha inventado poner estos miedos  […] 

*

De esta manera muchos maestros espirituales hacen mucho daño a muchas almas. Porque no entendiendo ellos las vías y propiedades del espíritu (...) instruyen a las almas por otros modos rateros que ellos han usado o leído por ahí, que no sirven más que para principiantes; que no sabiendo ellos más que para éstos, y aun esto plega a Dios, no quieren dejar las almas pasar -aunque Dios las quiera llevar- a más de aquellos principios y modos discursivos e imaginarios, para que nunca excedan y salgan de la capacidad natural, con que el alma puede hacer muy poca hacienda.      (Juan de la Cruz. Llama de amor viva, III,31)


¿Qué pensáis, hijas, que es su voluntad? Que seamos del todo perfectas, que para ser unos con El y con el Padre, como su Majestad le pidió, mirad qué nos falta para llegar a esto.
     (Morada 5ª,3.7)



Breve cronología

Acontecimientos internacionales

1517      Lutero publica sus 95 tesis: inicio de la Reforma protestante
1526      Los turcos conquistan Hungría
1530      El Papa Clemente VII corona a Carlos I como emperador del Sacro Imperio         Romano-               Germánico.
1531      Cisma anglicano promovido por el rey Enrique VIII
1541      Calvino llega a Ginebra.
1545      Comienza el Concilio de Trento. Varios años de interrupciones y reanudaciones.
1546      Muere Lutero
1553      Miguel Servet quemado en Ginebra.
1559      El inquisidor Fernando de Valdés publica el Índice de libros prohibidos.
1563      Finaliza el Concilio de Trento.


Fechas destacadas en la vida de Teresa de Jesús

1515    28 de marzo: nacimiento de Teresa de Cepeda y Ahumada.
Hay un video hermoso que nos sitúa en la época, lo recomiendo:

1528      Muere su madre.
1531      Temporada en el monasterio agustino Sta. María de Gracia.
1536      Ingresa como novicia en la Encarnación.
1538      Grave enfermedad. Su padre la saca del convento. Su tío Pedro le da a conocer el          Abecedario del franciscano F. de Osuna (oración de recogimiento interior)
                  Se agrava su salud. Se la llega a dar por muerta.
1540      Mínimamente repuesta, regresa al convento.
                  Años de “cumplimiento”, intereses divididos.
1543      Muere su padre.
1554      Lectura de las Confesiones de S. Agustín. Orientación definitiva de su vida interior.
1556      Primeros arrobamientos. Bajo sospecha permanente (¿demonios?)
1560      Recibe el apoyo del asceta franciscano Pedro de Alcántara.
1562      Primera redacción del Libro de la Vida.
                  Fundación del primer convento reformado: San José de Ávila.
1565      Comienza a escribir Camino de perfección.
1567      Fundación del convento de San José de Medina del Campo.
                  Conoce a Fray Juan de la Cruz.
1568      Fundación en Malagón. Primer convento de la reforma masculina en Duruelo.
                  (siguen más fundaciones, hasta el final de su vida: Toledo, Salamanca, Pastrana, Alba de          Tormes, Sevilla, Palencia…)
1576      Concluye el Libro de las fundaciones y la Visita de descalzas.
1577      Muere el nuncio Ormaneto, protector de la reforma teresiana.
                  Redacta El castillo interiorLas moradas.
1580      Se concede la separación de los descalzos.
1581      Primer capítulo de los descalzos. El padre Gracián elegido provincial.
1582      Muere Teresa (4 de octubre, en el convento de Alba de Tormes).


Algunos apuntes
Familia. Por parte de padre, familia de raíces judías. [1492: expulsión de los judíos que no hayan querido convertirse. Y hostigamiento constante de los cristianos “nuevos”,  los conversos, por ‘superficiales’]. En Toledo, el abuelo de Teresa: denunciado, y condenado a pasearse los viernes con el “sanbenito” (gorro y hábito cargado de cruces). Compra una hidalguía, documentación, ‘papeles’, que le acrediten como cristiano viejo: Juan Sánchez de Cepeda, un hidalgo descendiente de un caballero del rey Alfonso XI. Se trasladan a Ávila, buscando estrenar nueva vida. El padre de Teresa, Alfonso, prescinde del “Sánchez”. Casa en segundas nupcias con Beatriz de Ahumada, cristiana vieja, con buena dote, la madre de Teresa. Tienen numerosa prole.
El padre: caritativo, íntegro, lecturas piadosas. La madre, gran lectora de libros de caballería (la hija comparte la afición). Muere joven (1518), Teresa adolescente.

Teresa. De común acuerdo, a los 16 años su padre la recoge en un monasterio agustino, algo muy habitual para formación de las jóvenes.
1536. Entra en la Encarnación con oposición de su padre. Un convento bajo regla carmelita “suave”, un hogar para muchas mujeres solas (algunas conviviendo con sus hijas, amigas…; en habitaciones compartidas o apartamentos privados, según la situación económica.)
1538. Gravemente enferma, su padre va a buscarla para llevarla a una curandera. De camino, se detienen en casa de su tío Pedro, que le da a conocer el tratado de oración interior de Francisco de Osuna. Ahí descubre Teresa la posibilidad de interioridad. Lo pone en práctica y pronto tiene experiencias de “presencia” interior. Pero con el tiempo lo va dejando. De vuelta al convento, cumple con las prácticas establecidas, es “buena monja”. Pero el “ruido” la invade, las relaciones, ocupaciones… Una personalidad que necesita agradar a todo el mundo, quedar bien con todos.
No está contenta consigo misma. Nota su ‘superficialidad’. Pero, ahí está. Tampoco encuentra ayuda, guía… Al contrario: un entorno de espiritualidad centrada en la repetición de oraciones vocales, de adoración y petición al Dios de los cielos… que ni le llena, ni sabe qué hacer con todo eso.
1554. Lectura de las Confesiones de S. Agustín, recién editadas en castellano. Se identifica con su conversión, llora, la vive en carne propia. Y con decisión retoma la vía de los “recogidos”, el recogimiento que aprendió de Francisco de Osuna. Comprende que la polarización ha de ser total, que no puede vivir entre intereses opuestos. Oración continua. Silenciamiento.
Vive profundas experiencias de contemplación, algunas en público. Bajo sospecha. Confesores que se oponen (es acción del “demonio”). Apoyo de otros (Pedro de Alcántara, reconocido asceta; fray Pedro Ibáñez, dominico, el p. Gracián). Le aconsejan que escriba su itinerario para que la puedan comprender mejor (1562: Libro de la Vida. Que más tarde la princesa de Éboli denunciará a la Inquisición, que lo requisa, y Teresa no lo recupera ya nunca). La obra de Osuna en el índice de libros prohibidos de 1559 (también la traducción castellana de la Biblia, y muchos más).
“Contagia” a otras monjas con el recogimiento interior y la oración silenciosa. En una conversación surge la idea de crear una comunidad en la que puedan compartir esa práctica, al estilo del espíritu originario del Carmelo. Con ayuda de amistades y familiares, encuentran una casa, y en 1562 nace casi a escondidas el convento de San José. No será reconocido hasta 1564.

Sobre la Orden del Carmen y la reforma de Santa Teresa

Tiene su origen en el Monte Carmelo (en Palestina Israel–), lugar sagrado para varias tradiciones religiosas, desde, como mínimo, el siglo IX a.C. Lugar de acogida de buscadores solitarios y pequeñas comunidades contemplativas de distintas fes. Desde el siglo IV también los eremitas cristianos buscaron la soledad en aquellos parajes, una tradición que se vio renovada en el siglo XII, cuando al finalizar la tercera cruzada, algunos devotos calabreses, peregrinos o cruzados, decidieron quedarse y establecerse en el monte. Aquella comunidad cristiana de eremitas del Carmelo, de "carmelitas", recibió el reconocimiento por parte de Roma bajo unas reglas de vida que pasaron por más de una redacción. La versión de 1247 fue la que en el futuro sería considerada como la "Regla primitiva". Se trata de un texto breve (no ocupa más de dos o tres hojas): una serie de orientaciones básicas para favorecer lo esencial: “vivir en obsequio de Jesucristo”.
Unos años después la orden carmelita se expande por Europa conservando, en parte, el estilo eremítico y el valor del silencio –rasgos tan característicos de la vida en la montaña sagrada-, pero incorporando también el apostolado activo propio de los órdenes mendicantes que en aquel momento florecían con fuerza en una Europa herida por las desigualdades y la miseria.

¿Había mujeres eremitas en el monte Carmelo? Se sabe que había contemplativas, desde el siglo III, en los desiertos de Siria, Egipto, Palestina, Turquía... Son las Ammas, las madres del desierto. Pero no hay rastro de ellas en el Carmelo. Así pues, la Regla Primitiva es una regla escrita por hombres, y para hombres. Pero cuando el movimiento llegó a Europa pronto contó con la incorporación femenina, pues hay noticia de unas "beatas carmelitas" en Italia, a finales del siglo XIII. Y en 1452 se produce la aprobación oficial de una regla para monjas carmelitas, estableciendo para ellas la clausura como era obligado para cualquier comunidad femenina (de cualquier orden). En España los primeros conventos serían el de Écija (1450) y el de la Encarnación de Ávila (1515), en el que entraría Teresa de Jesús en 1536.
Teresa de Jesús funda el primer convento “reformado” en 1562, el de San José en Ávila. Cristina Kaufmann (figura destacada en la renovación del Carmelo en el s. XX) subraya que la reforma teresiana busca favorecer las condiciones para vivir de forma renovada el carisma contemplativo del Carmelo. En 1567 ven la luz las primeras Constituciones:
“La Santa es consciente de que la norma que tiene que regir la nueva familia por ella fundada es la Regla primitiva de la Orden del Carmen. Cómo lo entiende Santa Teresa para sus hijas, lo expone en el Camino de Perfección. Y resumiendo esta doctrina en forma de Constituciones para que quede una firmeza jurídica de su carisma, redacta unas pocas normas que sirvan de columna vertebral jurídica. Son de un estilo sumamente sencillo, corto. La Santa insiste con vehemencia en su epistolario con el P. Gracián y otros ante la definitiva redacción de las leyes, que éstas fueran esenciales, no pesadas, que con guardar la Regla ya se hacía bastante. (…) Como mujer, no podía intervenir directamente en la redacción y tuvo que dejar este cometido al Capítulo de sus frailes. Ella hizo una especie de encuesta entre las hermanas y luego lo comunicaba al P. Gracián para que éste lo llevara al Capítulo. Insiste en que no se pongan preceptos menudos y complicados. (…) Teresa tiene necesidad urgente de ver unas Constituciones escritas e impresas para que su obra quede bien asegurada de falsas interpretaciones, de los antojos de cada priora, de los humores cambiantes de los superiores que después vinieren. [1]
 En 1581, un año antes de morir, tuvo que ver cómo se modificaban las Constituciones quedando reforzados y ampliados aspectos normativos y jerárquicos.




Taller Santa Teresa. CEDI. 4-6 septiembre, 2015



Pues es ansí que tenemos el cielo dentro de nosotros (CP 50,1)
… dice: ‘Yo estoy en ellos’. (Morada 7ª, 2.9)

Mirad que convida el Señor a todos; pues es la Verdad, no hay que dudar. Si no fuera general este convite, no los llamara Dios a todos… (CP 32,7)   



- ¿Qué creo que quieren decir estas afirmaciones? ¿Son algo más que metáforas?
- … todos…  ¿me incluyo? ¿lo considero una posibilidad real?






- Si me parece que sí, que esa es una posibilidad real,
            -> ¿estoy en camino?
            -> ¿todavía no? … ¿por qué?





- Si no tengo el convencimiento de que sea una verdadera posibilidad, ahora y aquí,
            -> ¿qué me hace dudar?
            -> ¿no es posibilidad real para nadie “normal”, o no lo es para mí?
            -> ¿por qué no yo?
           
            -> quizás… hipotéticamente… pero en la realidad… no es posible… (¿por qué?)





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Para ayudarnos en la reflexión, algunos textos que insisten en la misma posibilidad.


Aquello que llamamos Brahman es el espacio exterior al ser humano, el espacio exterior. Es el espacio interior del ser humano, el espacio interior. Es el espacio interior del corazón, pleno e inmutable.
Luz que supera todo esplendor, luz que brilla sobre la Tierra y más allá de los más altos cielos. Ésa es la luz que brilla en nuestro propio corazón. Todo es, en verdad, Brahman. Es el origen, el fin y la subsistencia de todo. Como tal, en silencio, veneradle.
Es mente y vida, es luz y verdad, es el espacio infinito. De él son todas las actividades, todos los deseos, todos los perfumes, todos los gustos. Abraza el universo y, en silencio, descubrirás que es amor hacia todo.
Más pequeño que un grano de arroz, o que un grano de cebada, o que un grano de mostaza, más pequeño que un grano de escayola, habita en mi corazón.
Más grande que la Tierra, más grande que la atmósfera, más grande que el firmamento, más grande que los cielos, más grande que todos los mundos, habita en mi corazón. Abraza al universo entero y, en silencio, sabrás que es Amor hacia todo.
Es mi Atman, es Brahman. Habita en mi corazón.                 (Chândogya Upanishad, s. VII a.C.)






La conciencia en sí, el Ser, la Vida, Dios, no importa el nombre que se le dé, tiene que ser experimentado, no comentado. No es un objeto que pueda reconocerse y almacenarse en la memoria. Más bien está en el ahora y en lo que se siente. Tiene más que ver con el “cómo” que con el “qué”. Está en la cualidad, en el valor; siendo el origen, está en todo.
            Es el fundamento, el sostén último de todo cuanto existe, al igual que el oro es la base de todas las joyas de oro. ¡Y es tan íntimamente nuestro!  
(Sri Nisargadatta)





El pensar y el sentir de la función-ego tienen el volumen subido porque pretende ser exclusivo. Para conseguir la exclusiva sube más y más el volumen, hasta lograr que sea imposible reconocer los susurros y conmociones que resuenan desde nuestro nivel silencioso. Por tanto, hacer el camino es bajar el volumen de la egocentración, callarla y reconocer la presencia de la luz y el calor del silencio; no es ni matar ni negar nada. 
            El camino a la cualidad es el camino de la transformación que se precisa para hacerse apto para sentir la presencia plena de todas las cosas.
(M. Corbí. Por los caminos del silencio, p. 41)





Conocerse

Primera Morada
1ª, 1.1: ... Para comenzar con algún fundamento, se me ofreció lo que ahora diré, que es considerar nuestra alma como un castillo todo de un diamante u muy claro cristal (...) No hallo yo cosa con que comparar la gran hermosura de un alma y la gran capacidad  [...]
1ª, 1.2: No es pequeña lástima y confusión que por nuestra culpa no entendamos a nosotros mesmos ni sepamos quién somos. ¿No sería gran ignorancia, hijas mías, que preguntasen a uno quién es y no se conociese ni supiese quién fue su padre, ni su madre, ni de qué tierra? Pues si esto sería gran bestialidad, sin comparación es mayor la que hay en nosotras cuando no procuramos saber qué cosa somos, sino que nos detenemos en estos cuerpos, y ansí, a bulto, porque lo hemos oído sabemos que tenemos alma; mas qué bienes puede haber en esta alma u quién está dentro de esta alma u el gran valor de ella, pocas veces lo consideramos.

1ª, 2.9:  No sé si queda dado bien a entender, porqué es cosa tan importante este conocernos, que no querría en ello huviese jamás relajación, por subidas que estéis en los cielos […]; pues mientras estamos en esta tierra no hay cosa que más nos importe que la humildad. Y ansí torno a decir que es muy bueno y muy rebueno tratar de entrar primero en el aposento adonde se trata de esto que volar a los demás, porque éste es el camino. Y a mi parecer jamás nos acabamos de conocer, si no procuramos conocer a Dios.  
1ª, 2.10:  […] nuestro entendimiento y voluntad se hace más noble y aparejado para todo bien, tratando a vueltas de sí con Dios, y si nunca salimos de nuestro cieno de miserias es mucho inconveniente. [...] nunca el corriente saldrá del cieno de  temores, de pusilanimidad y covardia, de mirar si me miran, si yendo por este camino me sucederá mal, si será sobervia, si es bien que un persona tan miserable trate de cosa tan alta, [..] si no voy por el camino de todos, que no son buenos los estremos [...]
 1ª, 2.11:  ¡Oh, válame Dios, hijas, qué de almas deve el demonio de haver hecho perder mucho por aquí! Que todo esto les parece humildad y otras muchas cosas que pudiera decir, y viene de no acabar de entendernos; tuerce el propio conocimiento, y si nunca salimos de nosotros mesmos, no me espanto que esto y más se puede temer.


La humildad del guerrero

Un guerrero se acepta con humildad así como es, no como base para lamentarse, sino como base para su lucha y su desafío. Nos demoramos mucho para comprender eso y vivirlo por entero. Yo, por ejemplo, odiaba mencionar la palabra humildad. Soy un indio, y los indios siempre hemos sido humildes y no hemos hecho nada más que agachar la cabeza. Yo pensaba que la humildad no tenía nada que ver con el camino del guerrero. ¡Me equivocaba! Ahora sé que la humildad del guerrero no es la humildad del pordiosero. El guerrero no agacha la cabeza ante nadie, pero, al mismo tiempo, tampoco permite que nadie agache la cabeza ante él.
[…] Buscas la confianza del hombre común, cuando deberías buscar la humildad del guerrero. Hay una gran diferencia entre las dos, […] la humildad implica ser impecable en los propios actos y sentimientos.     (C. Castaneda)


Humildad o conocerse

La humildad no es ni "encogimiento" que rehúye reconocer la grandeza de la condición humana, ni movimientos psíquicos en la zona de las culpabilidades que no hacen más que agrandar la ciénaga en la que vive el sapo. Hay malos guías, que enseñan a ser "sapo, contento en sólo cazar lagartijas" (LV 13.3) Andar con el entendimiento "amontonando pecados para ver que no lo merece" es "ruido", impedimento (LV 15.6) La verdadera vía, por el contrario, transita por una humildad que es libertad, en la que la Majestad "espera a que vuele el sapo por sí mesmo" (LV 22.13) Por una humildad que es conocimiento de sí mismo en el que el contacto con la luz deshace la falsa consistencia del yo:

no es menester andar rastreando cosas para sacar humildad y confusión, porque el mesmo Señor la da de manera bien diferente  de la que nosotros podemos ganar con nuestras consideracioncillas, que no son nada en comparación de una verdadera humildad con luz que hace una confusión que hace deshacer. (LV 15.14)

            Humildad y desasimiento son hermanas, una y otra diluyen el soporte de un sujeto que actúa, piensa y siente desde su solidez. El camino avanza profundizando en el reconocimiento y en la "reducción", hasta alcanzar aquella verdadera y absoluta humildad y auténtico desasimiento que resultan de la experiencia cognitiva silenciosa misma.
            Todo darle vueltas al "yo" es pérdida de tiempo y de energía. Aquí la memoria en lugar de ponerse al servicio del recuerdo de sí, de la revisión del comportamiento, arrepentimientos, etc., presta una ayuda muy distinta: instrumenta el recuerdo del objetivo hacia el que se tiende, lo pone en frente. La memoria no recrea el pasado (el sujeto que ya ha sido, en ninguna de sus formas) sino que da fuerza al futuro, a la esperanza, a la posibilidad de ser. Juan de la Cruz es un gran formulador de la memoria transmutada en el poder de la esperanza, mientras que Teresa de Jesús no deja de recordarlo en ninguna de sus obras.
            No pierde ocasión para enseñar que en la "verdadera humildad" se juega todo. No puede ser menos cuando "humildad es andar en Verdad", "Dios es suma Verdad", "plega a Dios nos haga la merced de no salir jamás de este propio conocimiento" (M 6ª, 7.10). Humildad es, pues, reconocimiento de la propia naturaleza esencial, capaz de Absoluto. Es quizás el aspecto en el que más insiste a lo largo de las Moradas: atreverse a reconocerse a sí mismo como un castillo de puro cristal, como un diamante, como la mismísima Majestad. Esa es la puerta de entrada y el fundamento de todo el camino: la permanente consideración de quién somos, de qué es ese castillo y de la naturaleza de la Majestad.







La propuesta de Teresa de Jesús

Primeros pasos:

-> comprender la posibilidad. Reflexión, lecturas, darle vueltas…: no soy el “personaje”, no soy el “papel” que represento en la obra y con el que me identifico.
Soy…  un pedacito de infinito, soy el sin-límites, soy amor ilimitado, profunda paz…
Comprender porqué podemos afirmar algo así. Darle vueltas. Comprender que no es chulería (orgullo, autosuficiencia, etc.)
Lo vea yo o no, me entere yo o no, aquí, en cada momento, en mí, en todo y en todos los que me rodean… está patente el infinito, Presencia infinita, la plenitud.
Que pueda verlo. Que pueda vivirlo. Que no malgaste la única oportunidad que tengo: ésta, mi vida. ¡Que no lo obstaculice yo!
COMPRENSIÓN QUE ES HUMILDAD (la ”humildad del guerrero” –C. Castaneda)

Darnos cuenta de que es posible situarnos en ese “modo” de vida. Pero que no va sólo. Algo habrá que hacer para cambiar de registro. Y lo primero será simplificar, no estar invadidos de nuestro monólogo alimentado permanentemente de quehaceres, expectativas, proyectos, miedos… Por tanto,
-> desembarazarse. DESASIMIENTO Y AMOR (ocupar las capacidades interesándose por otros es la vía ancha para “desembarazarse”, para bajar el volumen de los intereses del ‘yo’.

Con DETERMINADA DETERMINACIÓN. Alimentar la comprensión, el convencimiento de que está en nuestras manos, la confianza en que no es para seres especiales, que es para todos. Siempre que nos determinemos a ello…


En camino:

No podemos ir “divididos”. Han de participar todas las capacidades, tenemos que apostar con todo lo que somos: mente, sentir, acción,… todo.

En el siglo XVI, las capacidades, las “potencias” son:
- MEMORIA
- ENTENDIMIENTO
- VOLUNTAD
-> El arte será que esas “potencias” dejen de funcionar tal como tienen por costumbre.
“Desacostumbrarlas” de estar permanentemente sosteniendo mi identidad personal, alimentando mis deseos y mis expectativas.
“Acostumbrándolas” a mantenerse al servicio de esa apuesta por “ver”, por mantenerse en atención silenciosa hacia “eso” (Majestad) que casi ni se intuye.  







Sobre el papel del entendimiento. Entendimiento, voluntad, amor

Porque me he alargado mucho en decir esto en otras partes, no lo diré aquí; sólo quiero que estéis advertidas que para aprovechar mucho en este camino y subir a las moradas que deseamos, no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho, y ansí, lo que más os dispertare a amar, eso haced.    (M 4, 1.7.) 

Es disposición para poder escuchar que procuren no discurrir, sino a estarse atentos qué obra el Señor en su alma. […]
Si este Rey aún no entendemos […] no nos hemos de estar bovos, que lo queda harto el alma y más inquieta la imaginación con la fuerza que se ha hecho a no pensar nada. (M 4, 3.5.)
Que pues Dios nos dio las potencias para que con ellas trabajásemos, no hay porqué las encantar, sino dejarlas hacer su oficio. Lo que entiendo que más conviene […] es que sin ninguna fuerza ni ruido procure atajar el discurrir del entendimiento, mas no el suspenderle, ni el pensamiento; sino que es bien que se acuerde que está delante de Dios y quién es este Dios (M 4, 3.8.)

M6, 7.7. [...] muchas veces ha menester ser ayudada del entendimiento para encender la voluntad. 7,8. Y notad, hermanas, este punto que es importante. Está el alma deseando emplearse toda en amor, y querría no entender en otra cosa; más no podrá aunque quiera, porque aunque la voluntad no esté muerta, está mortecino el fuego que la suele hacer quemar, y es menester quien le sople para echar calor de sí. ¿Sería bueno que se estuviese el alma con esta sequedad, esperando fuego del cielo […]? No, por cierto, ni es bien esperar milagros.
7.9. [...] Ansí, cuando no hay encendido el fuego que queda dicho en la voluntad ni se siente la presencia de Dios, es menester que la busquemos, que esto quiere su Majestad –como lo hacía la esposa de los Cantares-, y que preguntemos a las criaturas quién las hizo [...] y no nos estemos bovos perdiendo tiempo por esperar lo que una vez se nos dio.
7.10. Ya sabéis que discurrir con el entendimiento es uno, y representar la memoria a el entendimiento verdades es otro.
7.12. Y si esto no hace, es bien que lo procure hacer, que yo sé que no lo empidirá la muy subida oración; y no tengo por bueno que no se ejercite en esto muchas veces. 

CP 50,1. […] Sólo esto es lo que querría dar a entender: que para irnos acostumbrando a con facilidad ir asigurando el entendimiento para entender lo que habla y con quién habla, es menester recoger estos sentidos esteriores a nosotros mesmos y qué les demos en qué se ocupar, pues es ansí que tenemos el cielo dentro de nosotros, pues el Señor de él no está. 
  



Taller Santa Teresa. CEDI. 4-6 septiembre, 2015


Sobre la memoria. Una práctica


Toda la vida estamos repitiendo los mismos esquemas, en gran parte sin ni darnos cuenta de ello. Actitudes, respuestas,  pensamientos interiorizados desde la infancia… “Hasta que uno no se tropieza con las dificultades y las mira a fondo, no descubre la importancia de cómo está funcionando con unos condicionamientos que le han venido del exterior, que se le han ido imponiendo dentro y que luego sin darse cuenta va girando con lo mismo, lo mismo y lo mismo.
            Entonces descubrí un nuevo uso de la autosugestión. Descubrí que la autosugestión no es para engañarse a sí mismo, haciéndose creer una cosa que no es, sino que hay un sentido muy noble en el condicionamiento consciente y deliberado, que es afirmar la verdad. Afirmar la verdad de que uno es unas cualidades básicas y desea vivir eso; y además crear el mensaje consciente dirigido al inconsciente de que uno quiere vivir toda la realidad que hay dentro: ‘quiero saber lo que hay en mí, que lo pueda vivir, conscientemente’. Es decir, es un condicionamiento para descondicionarse, o una negación de la idea de ignorar.     (Antonio Blay. Despertar, p.84)



P: No me veo a mí mismo como usted me ve, ¿qué debo hacer?
M: A un príncipe que se cree mendigo, sólo puede convencérsele de un modo: tiene que comportarse como un príncipe y ver lo que sucede. Compórtese como si fuera verdad lo que yo digo; y juzgue por lo que realmente suceda. […] Compórtese como si fuera la conciencia pura. More en ella, piense en ella, aprenda a aceptar la realidad de la conciencia pura. No se oponga a ella, no la niegue todo el tiempo; al menos tenga una mente abierta. Haga que el cuerpo y la mente expresen lo real que está en todo y más allá de todo. Tendrá éxito haciéndolo, no discutiendo. (Nisargadatta. Yo soy Eso, 348-349)

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Ejercicio:

Pensaremos en nosotros, o mejor dicho, nos “miraremos”, procurando ver esa existencia una, infinita, que nos embarga. “Eso” que somos. Como confiando en ello. Observamos el existir, más allá de la conciencia de individualidad. Y ayudándonos con la frase o expresión que prefiramos, procuraremos que nos “empape”. Pondremos a trabajar nuestra “memoria”, nuestra capacidad de recuerdo y proyección, para que todo nuestro cuerpo, todo nuestro ser ‘recuerde-desee’ lo que en verdad es. Ser lo que en verdad se es.     



-  Momentos de recoger la atención, dirigiéndola hacia la respiración.

-  Cuando podamos, nos “miramos”: giramos la atención hacia nosotros. Hacia la vida que late, aquí, en mí.
Contemplo la vida, infinita, aquí presente.
Los distintos sentidos, activos. En mí, en los demás.
La capacidad de pensar, el funcionamiento del cerebro, el habla, el movimiento.
La capacidad de sentir, las distintas emociones.
La de actuar.
Todo es donación. Aquí, en mí, en ti, en cada uno.




Contemple la vida como infinita, indivisa, siempre presente, hasta que se dé cuenta de que es uno con ella.
Todo es el Ser, todo es mi propio ser. Con toda certeza, verme a mí mismo en todos y a todos en mí mismo es amor. (Nisargadatta)


Que te conozcan como yo te conozco. Que sean uno, como Tú y yo somos uno.
 (Jn. 17: 3, 11)

Es mente y vida, es luz y verdad, es el espacio infinito.
Más grande que todos los mundos, habita en mi corazón
Abraza el universo y, en silencio, descubrirás que es amor hacia todo.
 (Chândogya Upanishad)






Elegimos una de las expresiones. Nos quedamos con ella, que nos empape. La miramos.
Nos miramos desde lo que nos está transmitiendo; desde nuestra verdadera posibilidad de ser, y no eternamente atados a nuestros hábitos y condicionantes.
Alimentamos el deseo de situar nuestra vida ahí, en esa actitud consciente.


Taller Santa Teresa. CEDI. 4-6 septiembre, 2015


Sólo esto es lo que querría dar a entender: que para irnos acostumbrando a con facilidad ir asigurando el entendimiento para entender lo que habla y con quién habla, es menester recoger estos sentidos esteriores a nosotros mesmos y qué les demos en qué se ocupar, pues es ansí que tenemos el cielo dentro de nosotros, pues el Señor de él no está.  (CP 50,1)

Sólo os ruego lo provéis, aunque os sea algún travajo, que todo lo que no está en costumbre le da.  (CP 50,2)

Entregue su corazón y su mente a incubar el “soy”. Qué es, cómo es, cuál es su origen, su vida, su significado. Es muy parecido a cavar un pozo. Usted rechaza todo lo que no es agua hasta que llega al manantial que da la vida. (Nisargadatta, p.548)




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Sobre la atención recogida y lúcida. Apuntes:[2]

Se requiere un uso de las facultades en atención sostenida, en atención bien despierta hacia el interior. La atención silenciosa sostenida de las facultades, no es "costumbre", cuesta mucho más trabajo que la repetición de oraciones. Las facultades no saben hacia dónde dirigirse, como explorar más allá de las palabras... "sólo os ruego lo provéis" —insiste la maestra—.
                  En recogimiento interior, pero ofreciéndoles puntos de atención hacia los que dirigirse. No se trata de dejar el "entendimiento bovo perdiendo el tiempo" (M 6ª, 7.7) a la espera de la noticia, de la intuición (del "fuego encendido") sino salir en su busca, "considerando" qué es la realidad, "preguntando a las criaturas", y a uno mismo, escudriñando. No pretender "suspender el entendimiento", dejándolo "bovo o frío" (LV 12.5). Esa "suspensión" llegará por sí misma, quizás, en determinados momentos. Pero de lo que se trata es de “reeducar” las capacidades: de un uso exclusivo en permanente actividad, al servicio del ‘mundo’ y de la vida, trabajar para afinarlas pacientemente en su capacidad de reconocimiento de la sutilidad, de lo inefable, del más allá de toda forma y construcción, de ese Todo que desborda... "No es silencio de las potencias sino encerramiento de ellas en sí mesma" (CP 49.3): "llámese recogimiento porque recoge el alma todas las potencias y se entra dentro de sí con su Dios" (CP 47.1). La cognición entera tendida hacia ese fondo sin forma, hacia ese más allá de las palabras, donde se reconoce la grandeza del más allá de la propia construcción...
                  E insiste: "entended que esto no es cosa sobrenatural, sino que podemos nosotros hacerlo" (CP 49.3). "No creáis si no sois para estotro, y creed que digo verdad —porque he pasado por ello— que lo podréis hacer" (CP 43.1). Ahí está la maestra en su papel, empujando, transmitiendo fuerzas y confianza, apuntando hacia el lejano horizonte anunciando: "tranquilas, podéis, si yo pude..." Sólo una cosa importa: la "determinada determinación" de no cejar, de seguir, de apostarlo todo. "Comenzad con seguridad":
es como uno en una batalla, sabe que si le vencen no le perdonarán la vida, y que ya que no muera en la batalla, ha de morir después; a mi parecer que peleará con mucho más ánimo y no temerá los golpes [...] Pelead con ánimo. Es muy necesario que comencéis con gran siguridad en que, si peleáis con ánimo y no os dejando vencer, que saldréis con la empresa; esto sin ninguna falta: por poca ganancia que saquéis, saldréis muy rico (CP 39.5)

                  La imagen es plástica, vívida: sin pelea, sin empeño, no hay verdadera vida, se acepta la derrota de antemano. Se trata de comprender que no hay nada que perder, que compensa jugárselo todo. Cualquier movimiento de descentramiento del yo, de atención silenciosa, recibe “noticia” del ámbito de profundidad; por tenue que sea ésta, "saldréis muy rico": el valor del sabor de la verdad.
                  Recogimiento, consideración, oración mental... La propuesta de Teresa de Jesús es avanzar en el conocimiento-realización de la verdadera naturaleza humana: superando los límites de la construcción egocentrada del yo y del mundo, tomar conciencia "de que en verdad hay otra cosa más preciosa sin ninguna comparación dentro de nosotras" (CP 48.2). Y vivir "siéndolo". Superando los miedos a los juicios externos. Y el propio miedo interior a apartarse de territorios seguros.
                 Otorga una gran importancia —toda— a llegar a asumir la propia posibilidad. "Que estás en el cielo..., ¿qué es el cielo?". El propio interior del ser humano. Importa mucho y todo "que no nos imaginemos huecas en lo interior" (CP 48.2). Aprender a reconocer el ámbito inefable de la existencia, directamente, inmediatamente, ahí donde se le puede encontrar: en la propia experiencia de conocimiento, transformadora. Búsqueda, deseo, dedicación, petición... que sitúa al ser en el "reino"... "Comienza ya a darnos su reino aquí [...] que es un ponerse el alma en paz, [...] entiende por una manera muy fuera de entender con los sentidos exteriores que está ya junta cabe su Dios que con un poquito más estará ya hecha una mesma cosa con Él por unión" (CP 53.2). Es un "entender" de otro orden, en el que las "potencias no están perdidas pero no querrían bullirse", no les da pena nada, en verdadera quietud, el "entendimiento tan remontado que parece no es en su casa aquello que pasa" (CP 53.4). Y así es ya que el reconocimiento no se produce en la "casa del entendimiento", de la razón y los conceptos, sino en el ámbito del conocimiento silencioso.

                  ¿Cómo practicar ese recogimiento? Aplicando "diligencias y artificios", tantos como haga falta. Hay que conocer la propia mente, trabajar con realismo: "para entendimientos concertados y almas que están ejercitadas y pueden estar consigo mesmas, hay tantos libros escritos y tan buenos que sería yerro hiciéreis caso de mi dicho. Mas de lo que yo querría dar algún remedio [...] es de unos entendimientos que hay tan desbaratados que no parecen sino unos cavallos desbocados que no hay quien los haga parar" (CP 30,2). Para algunas la dificultad de concentración será tal, que saldrán ganando sin abandonar nunca la repetición sosegada de oraciones vocales. Otra vez aparece la maestra, animando a adentrarse lo más posible en un uso de las capacidades con los mínimos soportes pero sabiendo que las naturalezas son distintas y la des-sujeción ha de apoyarse en la realidad de cada uno. Todo lo que ayude a silenciar el yo servirá: "no digo yo que quede por vosotras, sino que lo provéis todo...", (CP 28.1).



Taller Santa Teresa. CEDI. 4-6 septiembre, 2015



Acaecióme a mí una ignorancia al principio, que no sabía que estava Dios en todas las cosas y, como me parecía estar tan presente, parecíame imposible. Dejar de creer que estava allí no podía, por parecerme casi claro havía entendido estar allí su mesma presencia. (LV 18.15)


Soy tan amiga de este elemento [el agua], que le he mirado con más advertencia que otras cosas, […] aunque creo que en cada cosita que Dios crió hay más de lo que se entiende, aunque sea una hormiguita. (M 4,2.2.)



Reconocer es hacerse presente a todas y cada una de las cosas para que las cosas se le hagan presentes a uno.

Reconocerlas no supone ni exige saber muchas cosas de ellas, supone sólo saber que están ahí, frente a mí y conmigo con todo el peso de su ser y su incógnita inagotable.

Reconocer es hacer presente todo mi ser, con todas sus facultades, a algo que se me hace presente con toda su autonomía y su misterio.

Reconocer es una comunión de presencias.
La comunión de presencias, ¿no es amor?

Esa es la inconmensurable belleza de nuestro destino.               
 (M. Corbí. El camino interior, p.208)



Salir fuera, estar, pasar horas… pero no sólo “de paseo”… Atendiendo, con todas las facultades, con todo el ser. Creando espacio, “desocupándolo” de ideas, proyectos, ocupaciones. Estando de verdad, sabiendo que en todo ‘hay más de lo que se entiende’, aunque yo todavía no pueda percibirlo.
            Me puedo detener ante una planta, un sonido, el aire, agua,… Detenerse ante algo, tomar conciencia de su presencia, de su existir.



Estás tratando con la inmensidad. Aquí, alrededor de nosotros, está la eternidad misma. Reducirla a una tontería manejable es un acto despreciable. ¡Mira! ¡aquí está la eternidad!
 (C. Castaneda. Relatos de poder, p.50)



Taller Santa Teresa. CEDI. 4-6 septiembre, 2015

Negociar poco a poco con las facultades

CP 30,1. Para entendimientos concertados y almas que están ejercitadas y pueden estar consigo mesmas, hay tantos libros escritos y tan buenos, y de personas tales, que sería yerro hiciésedes caso de mi dicho en cosas de oración.
CP 30,2.  Mas de lo que yo querría tratar y dar algún remedio, si Dios quisiese acertase (y si no, al menos que entendáis hay muchas almas que pasan este travajo, para que no os fatiguéis las que al principio le tuvierdes, y daros algún consuelo en él), es de unas almas que hay, y de unos entendimientos tan desbaratados, que no parecen sino unos cavallos desbocados que no hay quien los haga parar: ya van aquí, ya van allí, siempre con desasosiego.
CP 42,2.  ¡Oh almas que no podéis tener mucho discurso de entendimiento, ni podéis tener el pensamiento en Dios, sin mucho divertiros [distraeros]!, acostumbraos, acostumbraos; mirad que sé yo que podéis hacer esto, porque pasé muchos años por este trabajo de no poder sosegar el pensamiento en una cosa, más sé que no nos deja el Señor tan desiertos que si llegamos con humildad no nos acompañe. Y si en un año no pudiéremos salir con ello, sea en más.

CP 43,3. También es gran remedio tomar un buen libro de romance, aun para recogeros para rezar vocalmente, y poquito a poco ir acostumbrando el alma con halagos y artificio ara no la amedrentar. Haced cuenta que ha muchos años que se ha ido huida y que hasta que quiera tornar a su casa es menester mucho saberlo negociar; [...] tenemos tan acostumbrada nuestra alma y pensamiento a andar tan a su placer –u pesar, por mejor decir–, que […] para acostumbrarse a estar en su casa es menester mucho artificio y que sea con amor y poco a poco; si no nunca haremos nada.


Del Libro de la Vida:

8.5. [...] De lo que yo tengo espiriencia puedo decir, y es que, por males que haga quien la ha comenzado, no la deje…

8.7. [...] muy muchas veces, algunos años, tenía más cuenta con desear se acabase la hora que tenía por mí de estar, y escuchar cuando dava el relox, que no en otras cosas buenas;
[...]y la tristeza que me daba en entrando en el oratorio, que era menester ayudarme de todo mi ánimo para forzarme, y en fin me ayudava el Señor. Y después que me havia hecho esta fuerza, me hallava con más quietud y regalo que algunas veces que tenía deseo de rezar.
8.13.  [...] Buscava remedio, hacía diligencias;
9.5. Para las que van por aquí es bueno un libro para presto recogerse. Aprovechávame  a mí también ver campo u agua, flores; en estas cosas hallava yo memoria del Criador, digo que me despertavan y recogían y servían de libro.
11.9. De los que comienzan a tener oración, podemos decir son los que sacan el agua del pozo, que es muy a su travajo, como tengo dicho, que han de cansarse en recoger los sentidos; que como están acostumbrados a andar derramados, es harto travajo. Han menester irse acostumbrando a no se les dar nada de ver ni oír. [...]
11.18. Ansí que torno a avisar que importa mucho que de sequedades, ni de inquietud y destraimiento en los pensamientos, naide se apriete ni aflija. Si quiere ganar libertad de espíritu y no andar siempre atribulado, comience a no se espantar […]
12.4. Pues esto es lo que podemos. Quien quisiere pasar de aquí y levantar el espíritu a sentir gustos que no se los dan, es perder lo uno y lo otro, a mi parecer, porque es sobrenatural. Y como este edificio todo va fundado en humildad, mientras más llegados a Dios, más adelante ha de ir esta virtud, y si no, va todo perdido.

12.5. [...] En la mística teología que comencé a decir, pierde de obrar el entendimiento, porque le suspende Dios, como después declararé más, si supiere y Él me diere para ello su favor. Presumir ni pensar de suspenderle nosotros, es lo que digo no se haga, ni se deje de obrar con él, porque nos quedaremos bovos y fríos, y ni haremos lo uno ni lo otro; que cuando el Señor le suspende y hace parar, dale de que se espante y se ocupe y que sin discurrir entienda más en un credo que nosotros podemos entender con todas nuestras diligencias de tierra en muchos años. [...] Cuando su Majestad quiere, en un punto lo enseña todo, de manera que yo me espanto.
13.3. [...] en este primer estado es menester irse más atados a la discreción y parecer de maestro; mas han de mirar que sea tal que no los enseñe a ser sapos, ni que se contente con que se muestre el alma a sólo cazar lagartijas.
22.12. [...] con libertad se ha de andar en este camino puestos en las manos de Dios
22.13. [...] ¡que cuando Él quiere, espera a que vuele el sapo por sí mesmo!


En presencia del maestro interior

40, 3.   Ya sabéis que enseña el maestro celestial orar a solas, que ansí lo hacía Él siempre que orava. […]  40,4. Supuesto esto que ha de ser a solas, bien es consideremos somos cada una de nosotras a quien enseñó esta oración el Señor y que nos la está mostrando, pues nunca el maestro está tan lejos del discípulo que sea menester dar voces, sino muy junto.
42,1.    […] representad al Maestro junto con vos y mirad con qué amor y humildad os está enseñando. Y creedme, cuando pudierdes, no andéis sin tan buen amigo. Si os acostumbráis a traerle cabe vos, […] no os faltará para siempre, ayudaros ha en todos vuestros travajos, tenerle heis en todas partes: ¿pensáis que es poco un tal amigo al lado?

42,3.    No pido que penséis en Él, ni saquéis muchos conceptos, ni que hagáis grandes y delicadas consideraciones en vuestro entendimiento; no quiero más que le miréis. Pues ¿quién os quita volver los ojos del ánima a Él? […] Mirad que no está aguardando otra cosa sino que le miréis; como le quisierdes, le hallaréis. Tiene en tanto que le volváis a mirar, que no quedará por diligencia suya.                 

Taller Santa Teresa. CEDI. 4-6 septiembre, 2015


El maestro interior

Dentro y fuera… no hay mota de existencia que no revele la Presencia una, plena, inefable… Presencia que se puede llegar a sentir y palpar con todo nuestro ser. Fuera y dentro…
            En el propio interior es la intuición de ese nivel profundo, que no es mi ego con sus monólogos, discursos, proyectos… Cuando silenciamos todo eso, puede hacerse presente esa “certeza” pacífica, honda, que no es una entidad distinta de mí misma/o. “Mi verdadero ser”, atman, el “sí mismo”, “todo lo que en verdad soy”… Procurar hacerle presente ayuda a minimizar el nivel de la egocentración y a poner la “profundidad” en primer término. Que esa profundidad nos impregne más y más, nos ‘habite’ de verdad… Pero no es sencillo, no es sencillo encontrar cómo hacerlo.

P: El maestro interior no se alcanza fácilmente.
R: Mire usted dentro, y le encontrará.
P: Cuando miro dentro, encuentro sensaciones y percepciones, pensamientos y sentimientos, deseos y temores, recuerdos y expectativas. Yo estoy inmerso en esta nube y no veo nada más.
R: Eso que ve todo esto, y la nada también, es el maestro interior. Sólo él es, todo lo demás sólo parece ser. Él es su propio sí mismo; encuéntrele y aférrese a él y estará a salvo.
P: Le creo, pero cuando se trata de encontrar efectivamente a este sí mismo interno, encuentro que se me escapa.               (Nisargadatta Marahaj)


El “desdoblamiento”  que propone Teresa de Jesús puede ayudar. “Encarnar” al maestro interior en ese rostro, ese ser, que veneramos, en quien reconocemos como presencia de sabiduría, de amor… (Jesús, Ramana… O, también, la presencia de alguien bien querido que despierta en nosotros ese fondo de amor sin límites).
            El arte (el ejercicio) consiste en lograr recrear su presencia viva. Dedicando tanto rato como necesitemos a “darle vida”, darle “realidad”. Hasta que nos movilice interiormente; es esa ‘conmoción’ la que silencia al yo.
            Hacer como el gesto interior de situarse de verdad ante el maestro. Para “despertar” su presencia, al situar al yo en actitud de verdadera escucha, de querer ver, de querer comprender, de querer callar.
            Con toda la fuerza de la imaginación, de la atención, hasta donde podamos, cultivar la actitud de situarse “ante el maestro”… ayudando así a que su eco nos impregne, nos modifique, nos habite. 

Cuanto más nos ejercitamos, con más facilidad logramos ese desplazamiento de nuestra mente/atención/corazón. Desplazamiento del ruido del yo, a la escucha atenta, silenciosa, a “eso” que “ahí se dice”, se muestra y late. Hasta que, realmente, ese “maestro interior” nos acompañe a toda hora. 


Nunca el maestro está tan lejos del discípulo que sea menester dar voces, sino muy junto.

No pido que penséis en Él, ni saquéis muchos conceptos, ni que hagáis grandes y delicadas consideraciones en vuestro entendimiento; no quiero más que le miréis. Pues ¿quién os quita volver los ojos del ánima a Él?
Mirad que no está aguardando otra cosa sino que le miréis; como le quisierdes, le hallaréis. Tiene en tanto que le volváis a mirar, que no quedará por diligencia suya.  

Representad al Maestro junto con vos  […] Si os acostumbráis a traerle cabe vos, […] no os faltará para siempre, ayudaros ha en todos vuestros travajos, tenerle heis en todas partes: ¿pensáis que es poco un tal amigo al lado?        (CP 42, 1-3)


                        ... que se esté allí con El, acallado el entendimiento   (LV, 12,3)




La repetición de alguna palabra, alguna breve expresión, puede ayudar a mantenernos ahí.



El maestro es la Realidad, lo demás sólo son sombras. Busca en ti y le encontrarás. Comprenderás que constantemente estás en comunión con él. No es un ser. Es el ser de todos los seres.   (Nisargadatta Marahaj)







EPÍLOGO. El amor como guía

            Cuando yo veo almas muy diligentes a entender la oración que tienen y muy encapotadas cuando están en ella (que parece no se osan bullir ni menear el pensamiento, porque no se les vaya un poquito de gusto y devoción que han tenido), háceme ver cuán poco entienden del camino por donde se alcanza la unión. Y piensan que allí está todo el negocio. Que no, hermanas, no; obras quiere el Señor, y que si ves una enferma a quien puedes dar algún alivio, no se te dé nada de perder esta devoción y te compadezcas de ella; y si tiene algún dolor, te duela a ti [etc.]   .... Que si no es naciendo de raíz del amor de Dios, que no llegaremos a tener con perfección el del prójimo.    (Morada 5, 3.11)


¡Oh, hermanas mías […] qué fuera deve estar de querer ser tenida en nada! Porque si ella está mucho con Él, como es razón, poco se deve acordar de sí. […] Para esto es la oración, hijas mías, de que nazcan siempre obras, obras.
4.7. Esta es la verdadera muestra de ser cosa y merced hecha de Dios, como ya os he dicho; porque poco me aprovecha estarme muy recogida a solas, prometiendo de hacer maravillas por su servicio, si en saliendo de allí, que se ofrece la ocasión, hago todo al revés.
4.9. […] porque todo este edificio –como he dicho- es su cimiento la humildad, y si no hay ésta muy de veras, aun por vuestro bien, no querrá el Señor subirle muy alto, porque no dé todo en el suelo. Ansí que, hermanas, para que lleve buenos cimientos procurad ser la menor de todas y esclava suya […] puniendo piedras tan firmes que no se os caya el castillo.
4.10. Torno a decir que para esto es menester no poner vuestro fundamento sólo en rezar y contemplar; porque si no procuráis virtudes y no hay ejercicio de ellas, siempre os quedaréis enanas; y aun plega a Dios que sea sólo no crecer, porque ya sabéis que quien no crece, descrece. (Morada 7, 4.6)

* * *

La suprema sabiduría no hay que buscarla en formas de vida extraordinarias y separadas de lo común; hay que encontrarla en la vida cotidiana. Los maestros dicen que lo que buscamos está en las hojas del jardín, en la brisa de los pinos, aquí mismo. También está en nosotros mismos y en nuestro hacer cotidiano. Está en todas nuestras investigaciones y en todas nuestras construcciones.
                  El saber que se sitúa más allá del tiempo, en la eternidad, está en cada instante; porque sin el instante no hay eternidad. Ahí, directamente, en la vida cotidiana está lo que hay que ver. Y lo que hay que ver es nada que ver, pero ¡qué maravilloso!
                  El camino que aquí mismo conduce al conocimiento silencioso es un camino sutil, oculto, sin normas fijadas infalibles, precisamente porque hay que hacerlo aquí mismo, en la misma vida cotidiana con toda su variabilidad y exuberante diversidad. Hay tantos caminos abiertos como personas. Es un camino sin huellas porque en realidad es un no camino.
                  Para caminar por este camino tan sutil que resulta ser un no camino hay que dejarse guiar por el conocimiento amor, es decir, por un conocimiento que -al ser silencioso- no es un conocimiento interpretación, representación, sino un conocimiento compenetración, unificación. Ese conocer amor es el guía. Pero para oír las orientaciones de semejante guía, para que el amor desinteresado sea el astrolabio del conocimiento, es preciso haber dejado atrás todo rasgo de egoísmo.      (M. Corbí. La puerta a la sabiduría, p.313)



[1]  Cristina Kaufmann. “Santa Teresa de Jesús: experiencia y vida” (Conferencia, en Barcelona, 2000), texto recogido en la compilación: La fascinación de una presencia. Madrid, Espiritualidad, 2007. pgs. 91-92. 
[2] de: T.Guardans. La verdad del silencio. Herder, 2009. pgs. 130-136

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